No puedo dormir y encima no puedo quitarme este concepto de la cabeza, porque me resulta gracioso y macabro a la vez:
"El sexo oral hasta el final no es kosher"
The end.
Harta de que la lista de personajes variopintos que se atraviesan en mi camino agreguen una P de pelotudos junto a su nombre, la catarsis de la escritura pareció pertinente.
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