...que no sólamente soy una mujer de la cual los hombres no se enamoran. Increíblemente me convertí en una mujer con la cual los hombres no se acuestan.
Cuándo pasó esto, la verdad no lo sé. Sólo sé que sucede.
Y no me gusta.
Para nada.
Harta de que la lista de personajes variopintos que se atraviesan en mi camino agreguen una P de pelotudos junto a su nombre, la catarsis de la escritura pareció pertinente.
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